El Ãngel Exterminador
Dir. Luis Buñuel
1962
Por Pedro Escobar
Durante una entrevista para la televisión inglésa se le preguntó a Alfred Hitchcock cual era su definición de suspenso. El maestro Hitchcock, con su caracterÃstico humor negro precisó en contestar: "Suspenso es el hecho de que debajo de esta mesa de té sobre en la que ahora conversamos usted y yo, hay una bomba que nos matará a ambos dentro de 10 segundos. Ni usted ni yo lo sabemos, pero el auditorio que nos ve en la pantalla si lo sabe, eso es suspenso."
Bajo esa lógica, el suspenso tiende a ser metódico al existir el objeto perceptible que nos hace poner la piel de gallina: Una bomba, un asesino serial, o una parvada de pajaros maniacos.
Pero... ¿Que pasarÃa si el factor miedo se hiciera presente de manera intangible? De una forma invisible, pero no por ello menos espeluznante.
Sólo una mente surrealista como la de Luis Buñuel pudo imaginar un escenario asi, en su cinta de 1962: "El Ãngel Exterminador", el director aragonés pone a prueba los limites de la cordura, trazando un invisible velo que deja al descubierto la hipocresÃa y la falsa moral de las clases altas de la sociedad moderna.
Con la producción de Enrique Alatriste y haciendo dupla con el maestro Gabriel Figueroa en la fotografÃa, Buñuel dirige acertadamente a un reparto de estrellas encabezado por Enrique Rambal, Silvia Pinal, Claudio Brook y Jacqueline Andere.
En la pelÃcula, un grupo de distinguidos miembros de la alta sociedad acuden a la mansión de los Nóbile para disfrutar de una cena tras acudir a la opera.
Uno a uno, los selectos invitados llegan a la mansión al tiempo que la servidumbre comienza a abandonar la mansión sin razón aparente, aún asÃ, la velada parece transcurrir de manera normal, hasta avanzadas horas de la noche en que uno a uno, los asistentes caen en la cuenta de que son incapaces de abandonar el salón en que se encuentran.
Aunque no hay ningún obstáculo que impida a los asistentes cruzar el umbral del salón, simplemente son incapaces de hacerlo y lo que parecÃa ser una exquisita reunÃon comienza a ser una cuestión de supervivencia al avanzar los dÃas.
La historia de Buñuel guarda un cierto paralelismo con "Autopista del sur" un cuento de Julio Cortázar en donde se pone al limite la resistencia del ser humano ante el ser humano dentro de una situación absurda, en el caso de Cortázar lel cautiverio se fragua en un embotellamiento kilométrico, en la de Buñuel dentro de un salón aristocrático, ambos casos son impensables, y precisamente en esa cualidad radiaca la complejidad de la historia.
Conforme avanzan los dÃas de cautiverio, se diluyen la etiqueta y las buenas costumbres ante la insalubridad y el hambre que abre paso a los instintos más básicos de los sobrevivientes. En la confusión algunos hombres se acusan unos a otros y amenazan con asesinar a los anfritiones, algunos prefieren el suicidio ante la barbarie y otros descubren las drogas de uso personal de los finÃsimos señores que surgen para mitigar los padecimientos de los enfermos.
Afuera, se declara una cuarentena ante los inexplicables motivos que impiden a la policia y a cualquier persona ingresar a la residencia.
Los elementos caracterÃsticos en el cine de Buñuel son evidentes en "El Angel Exterminador": Un cachorro de Oso corriendo libre por la mansión como simbolo de un socialismo en crecimiento, una manada de sumisos corderos en clara alución a la religión católica y una gran cantidad de elementos surrealistas recalcan el sello único del director aragonés; Sello que en mas de una ocasión ha hecho desistir a Hollywood en sus esfuerzos por rehacer algunas de sus cintas.
Lo terriblemente perturbador en la historia de "El Ãngel Exterminador" radica en lo cotidiano de la situación que plantea. Cualquier persona después de ver esta cinta sentirá un nerviosismo traducido en alivio al cruzar libremente de una habitación a otra, descubriendo que dentro de lo cotidiano convive un terror innato.